Son poco más de 6 meses los que lleva gobernando la ultraderecha en la Generalitat Valenciana, en un pacto entre PP y Vox que ha dejado, entre otras cosas, una evidente persecución al valenciano y una oposición a las normas que rigen esta lengua, fijadas por la AVL (Academia Valenciana de la Llengua). 

La ultraderecha (PP y Vox) considera que el valenciano y el catalán son lenguas distintas, y no aceptan el criterio de los filólogos y expertos en materia lingüística de la Comunitat Valenciana, Islas Baleares y Catalunya, que coinciden en que tanto el valenciano, como el balear y el catalán son una misma lengua. Sólo fanatismos políticos, sin base ni criterio lingüístico de ningún tipo, podrían poner en duda o rechazar algo tan obvio.

Asimismo, cualquier experto en filología hispánica llegaría a la misma conclusión, puesto que la estructura gramatical, el léxico y las normas ortográficas que rigen estas tres lenguas son exactamente las mismas, con leves variaciones dialectales. Esto es algo que sucede también con el propio castellano, no se habla igual en Andalucía que en Castilla y León, por ejemplo, pero pese a ello comparten, obviamente, la misma lengua andaluces y castellanos, aunque pueda tener incluso más diferencias el castellano con el andaluz que el valenciano con el catalán, por ejemplo.

La extrema derecha, en cambio, asegura que el valenciano es una lengua distinta al catalán y que se deberían sustituir las normas oficiales fijadas en el Estatuto de Autonomía y seguirse los criterios no oficiales y, por tanto, no legales, que se recogen en las Normas del Puig, conocidas por su anticatalanismo y no reconocidas por una amplia mayoría de filólogos y expertos en lengua valenciana y catalana.

Tanto PP como Vox han ido demasiado lejos en su persecución a la lengua valenciana, ya que en los últimos meses han censurado revistas y publicaciones en valenciano en diversas localidades de la región, como Montserrat, Torrent o Borriana (Castellón), retirándoles las subvenciones públicas para dárselas a entidades religiosas y culturales afines a sus ideas anticatalanistas.

Llama poderosamente la atención el caso de Montserrat, un pueblo de Valencia donde se habla mayoritariamente el valenciano, al que llegaron al poder PP y Vox en diciembre de 2023, tras una moción de censura, y una de las primeras cosas que hicieron fue retirar el apoyo a Saó, la revista decana en valenciano, que surgió en julio de 1976, una publicación que fue fundada desde principios cristianos y progresistas. Se trata de un claro ejemplo de censura, ya que al no estar alineada con la ideología ultra, no será subvencionada a partir de ahora por el Ayuntamiento que se ha formado en Montserrat hace poco.

Dejar de subvencionar las publicaciones en lengua valenciana es, sin duda, un claro ataque contra la lengua de la Comunitat Valenciana, que pretende fijar como única lengua obligatoria el castellano, algo que tiene tintes dictatoriales y fascistas, ya que cada persona es libre de hablar, escribir, leer o informarse en la lengua que desee, y en València existen dos lenguas que son igual de importantes y respetables: valenciano y castellano, no sólo una, como pretenden inculcar con su propaganda fascista PP y Vox.

El Gobierno de España actual, que respeta y valora mucho más la cultura y diversidad lingüística de las distintas regiones del país, debería hacer algo al respecto para proteger a los medios, artistas y escritores que se expresan en valenciano, balear o catalán, para no permitir que la extrema derecha acabe con estas lenguas e imponga una única lengua a la fuerza a toda la gente. Y para ello, una posible idea sería ofrecer ayudas del Estado a medios que fomenten el uso de las lenguas cooficiales del Estado.

Desde InfoComún nos comprometemos a defender la lengua valenciana y catalana, y consideramos que es muy importante y saludable para la cultura de cualquier región la diversidad lingüística y cultural, con lo cual no debemos permitir que por ideologías políticas, o fanatismos, más bien, se persiga el valenciano y no se acepten las normas fijadas por la AVL, que cuenta, además, con un diccionario muy completo y exacto de esta lengua.