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Lunes, 14 Octubre 2024

Miguel Lago ofende a Irene Montero y a la profesión de cajera en su monólogo machista

ilustración de sombrero de bufón
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 El "cómico" Miguel Lago ha faltado al respeto a la ministra de Igualdad y a las mujeres que trabajan en una profesión tan digna como es la de cajera de supermercado en un monólogo machista y fascista, que no se puede catalogar de humor sino de rencor y menosprecio a quienes considera inferiores por cuestiones ideológicas, de clase y género.

Este es el tipo de humor que financian y patrocinan los grandes medios de propaganda fascista, como Atresmedia, donde trabaja este señor que se dedica a meterse de manera obsesiva con políticos de izquierdas, en los programas donde participa como El Hormiguero, en el que se ha burlado de una política valenciana de Podemos por ser sorda y bollera delante de toda España sin haber pedido nunca perdón ni haberse arrepentido de ello.

Bufón Miguel Lago David Segovia se queja de la conducta propia de un fascista de Miguel Lago

Ahora vuelve a la carga y hace lo propio con Irene Montero y con el oficio de cajera de supermercado que para este tipejo debe ser una deshonra. Sería de justicia divina que alguna vez que fuera a comprar a un supermercado alguna cajera le recriminara sus ofensas a las profesionales de ese sector, que merecen tanto respeto o más que un tonto que sale en la televisión para hacer chistes que solo le van a reír los sectarios llenos de odio hacia ideas distintas a las suyas, es decir, los fascistas.

En el humor se puede parodiar todo y a todos, pero no es el objetivo de la comedia intentar humillar a personas trabajadoras por su condición humilde, además, muchas de las mujeres a las que el colaborador de El Hormiguero ridiculiza por su condición sociolaboral seguramente valdrán infinitamente más que él, ya que aportan algo útil a la sociedad, sin embargo, hacer el idiota sin tener ni pizca de gracia es cobrar dinero siendo un inútil. Miguel Lago se ha convertido en el bufón facha por excelencia del momento.

Los medios deberían estar condenando este ataque a personas de la clase trabajadora de un monologuista clasista y machista, porque ese tipo de menosprecio a las mujeres que tienen una determinada profesión sólo fomenta la misoginia y la aporofobia. Y eso es algo intolerable en una sociedad moderna que pretende avanzar hacia valores feministas de respeto e igualdad.

La pregunta sería: ¿cómo es posible que haya gente con tan mal gusto que le ría las gracias a este impresentable en su show machista y clasista? Porque ya no solo se trata de meterse con una política que no es de su agrado, es que encima está burlándose de todas aquellas personas que trabajan como cajeras en los supermercados que nombra en su lamentable monólogo y en todos los demás en nuestro país, que no son pocas.

Seguro que todos tenemos algún familiar o ser querido que haya trabajado alguna vez en un supermercado, ¿son seres inferiores, por eso como insinúa el amigo del baboso de Pablo Motos?

Es un deber moral defender a cualquier mujer y persona honesta que sea atacada por un sinvergüenza de estos que viven, de ridiculizar a quienes no piensan como ellos para intentar deshumanizar a una persona de clase humilde y faltar al respeto a una gran mujer que tiene carrera universitaria y una trayectoria profesional brillante que ya quisiera tener un payaso como él.

Al final, los que más defectos y menos talento tienen son los que más se meten con los demás. Así de mala es la envidia, tan característica de este país. Ese es uno de los motivos por los que les han hecho la vida imposible los últimos años a una pareja ejemplar como Irene Montero y Pablo Iglesias, aparte de por los intentos de acabar con Podemos y apartarlos de la política, algunos que dicen ser de izquierdas también les han traicionado, y muchas traiciones vienen por envidia de mediocres que nunca podrán ser tan grandes como ellos.

La mediocridad en el mundo de la comedia la representa mejor que nadie Miguel Lago, que tiene menos gracia que Ferreras soltando bulosen Al Rojo Vivo con Eduardo Inda, que ya es decir. Alguien se lo tenía que decir.

Y es que Miguel Lago, no solo ofende a Irene Montero y a la honorable profesión de cajera de supermercado, sino también a la de cómico, pues un buen cómico jamás intentaría humillar a una mujer por su condición sociolaboral ni discriminaría a nadie por motivos ideológicos. El humorista debe hacer reír a los demás, no ofenderlos ni difundir odio por cuestiones ideológicas, dicho de otro modo. Ir a los teatros a ver actuar a este individuo viene a ser lo mismo que financiar a un fascista. 

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